Al menos 180 tripulantes de helicópteros militares, entre activos y retirados, exigen compensación al Ministerio de Defensa británico por casos de cáncer que atribuyen a la exposición prolongada a humos tóxicos durante sus misiones.
Entre los afectados está Zach Stubbings, quien entrenó al Príncipe de Gales y murió este año a los 47 años tras luchar contra un tipo agresivo de cáncer de sangre. Su caso fue uno de los pocos resueltos sin admisión de culpa por parte del gobierno.
Abogados y organizaciones de veteranos exigen mayor responsabilidad del Ministerio, pidiendo pruebas preventivas para actuales y antiguos tripulantes, además de mejores medidas de protección en aeronaves. El Ministerio sigue negando una relación directa entre los gases de los helicópteros y las enfermedades, pero ha iniciado pruebas sobre las emisiones de modelos como el Sea King y el Chinook, usados por décadas en misiones oficiales.