La creciente demanda global de minerales críticos ha puesto en el centro del debate internacional la minería en aguas profundas. En la próxima Conferencia Oceánica de la ONU, que se celebrará en Niza, se enfrentarán diversas posturas sobre la concesión de licencias para estas actividades. Mientras Estados Unidos impulsa la explotación minera submarina mediante una orden ejecutiva, países como China, organizaciones internacionales y grupos ambientalistas advierten sobre los posibles daños irreversibles a los ecosistemas marinos.
Este debate pone en riesgo la implementación del Tratado de Alta Mar, un acuerdo internacional clave que busca proteger al menos el 30% de las aguas internacionales para el año 2030. La minería submarina, junto con otros desafíos como la contaminación plástica y la sobrepesca, amenaza la salud de los océanos, que son vitales para la biodiversidad y el equilibrio climático del planeta.
El avance en regulaciones para proteger los océanos es crucial, pero hasta ahora los progresos han sido lentos, lo que hace urgente un consenso global para garantizar un desarrollo sostenible y responsable de los recursos marinos
